lunes, 29 de septiembre de 2008

CUANDO GANASTE LA GRAN CARRERA

Cuando ganaste la gran carrera, el pueblo entero salió a aclamarte; jóvenes y ancianos te vitoreaban, mientras a hombros te llevábamos. Sabio aquél, que sabe escapar pronto de allá donde la gloria no perdura, pues aunque pronto crece el laurel, mucho antes que la rosa se marchita.
Pero tú no seguirás el camino de aquéllos que malgastaron su gloria, corredores cuya fama se extendió, aunque su nombre perduró menos que ellos.
Ante esta joven cabeza laureada, contemplarán tu cuerpo inerte, y descubrirán entre los rizos de tu pelo, una guirnalda aún sin marchitar.

A. E. Housman
Erik Mercurio y Cooper, enhorabuena por vuestro éxito.

viernes, 26 de septiembre de 2008

HA CAÍDO UNA HOJA, SOLO UNA

Ha caído una hoja, solo una.
Conversan a mi lado mientras yo estoy ausente. ¿Qué estoy pensando? Algo sin importancia… La ancha calle está concurrida: niños jugando, abuelas pacientes, parejas paseando, mujeres haciendo la compra rápidamente antes que cierren el comercio. Los universitarios ya se fueron a las ciudades para iniciar o continuar sus estudios asumiendo la grave responsabilidad de su futuro. Los padres ultiman detalles para que a sus hijos no les falte nada en el colegio. Los coches no dejan de transitar algunos con la música extremadamente alta, otros demasiado rápidos tienen que frenar de repente en el paso de peatones.
La hoja sigue cayendo. A un ritmo pausado, con reflejos dorados, vaivén modulado a compás envolvente.
¿Es posible que entre tantos ojos nadie sea capaz de verla? ¿Acaso soy la única que la acompaña es su mágico baile hipnotizador?
Sucumbe a su levedad besando el suelo. Antes de que abandonada sea pisada y rota la recojo para guardarla entre mis tesoros.

jueves, 25 de septiembre de 2008

NO DESPERTÉIS JAMÁS A LA SERPIENTE

No despertéis jamás a la serpiente,
por miedo a que ella ignore su camino;
dejad que se deslice mientras duerme
sumida en la honda yerba de los prados.
Que ni una abeja la oiga al arrastrarse,
que ni una mosca efímera resurja
de su sueño, acunada en la campánula,
ni las estrellas, cuando se escabulla
silente entre la yerba, escurridiza.

Percy Bysshe Shelley

miércoles, 24 de septiembre de 2008

HOMO SENTIMENTALIS

Europa tiene fama de ser una civilización basada en la razón. Pero igualmente podría decirse que es la civilización del sentimiento; creó un tipo de hombre al que denominó hombre sentimental: homo sentimentalis.
(…)
En la convicción de que el amor nos hace inocentes radica la originalidad del derecho europeo y su teoría de la culpabilidad, que toma en consideración los sentimientos del acusado: si matan a alguien a sangre fría y por dinero, no tendrán disculpa; si lo matan porque los ha ofendido, su enfado será para ustedes una circunstancia atenuante y recibirán un castigo menor; y si lo matan por un amor desgraciado o por celos, el jurado simpatizará con ustedes, como defensor suyo, pedirá que el asesinado sea condenado a la máxima pena.
El homo sentimentalis no puede ser definido como un hombre que siente (porque todos sentimos), sino como un hombre que ha hecho un valor del sentimiento. A partir del momento en que el sentimiento se considera un valor, todo el mundo quiere sentir; y como a todos nos gusta jactarnos de nuestros valores, tenemos tendencia a mostrar nuestros sentimientos.
(…)
Es parte de la definición de sentimiento el que nazca en nosotros sin la intervención de nuestra voluntad, frecuentemente contra nuestra voluntad. En cuanto queremos sentir (…) el sentimiento ya no es sentimiento, sino una imitación del sentimiento, su exhibición. A lo cual suele denominarse histeria. Por eso el homo sentimentalis (es decir, el hombre que ha hecho del sentimiento un valor) es en realidad lo mismo que el homo hystericus.
(…)
Por eso el homo sentimentalis, que con sus grandes sentimientos nos avergüenza, acto seguido nos deja pasmados con una inexplicable indiferencia.

La inmortalidad de Milan Kundera

lunes, 22 de septiembre de 2008

Según el día en que viniste al mundo,
el sol en conjunción con los planetas
estaba; comenzó tu desarrollo,
y fue siguiendo con arreglo a aquella
ley que al mundo te trajo. Así es forzoso
que seas, sin que a ti mismo hurtarte puedas.
Tal antaño dijeron las sibilas,
y también los profetas profirieron;
no hay tiempo ni poder que a alguna forma
que sus fuerzas viviendo desarrolla,
luego de ya acuñada, cambiar pueda.
Goethe.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Un día en Madrid

“¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!”

Siento especial predilección por la Oda a la vida retirada de Fray Luis de León. Aunque joven decidí llevar una vida muy cercana a sus versos. Pero de la misma manera que en Fray Luis, él no pudo materializar sus anhelos de vida retirada ya que vivió con intensidad la pugna sostenida en el ambiente universitario salmantino, la contrariedad habita en mi alma. En mí caso aunque nací en una gran ciudad, me retiré a vivir en un bosque, pero mis venas requieren con frecuencia el aliento de la ciudad como nutriente: gente diferente y desconocida, exposiciones, escaparates, libros, ruido urbano, grupos de música tocando en la calle, buscavidas, mendigos, esculturas vivientes…La necesidad se estaba concentrando en mis entrañas exhortando una visita a mi ciudad, Madrid.
Aparcamos el coche en el Paseo de La Florida para desde Príncipe Pío subir por la Cuesta de San Vicente. Erik Mercurio empujaba mi silla de ruedas mientras yo contemplaba las nuevas perspectivas que me brindaba mi posición actual. La energía que nos invadía hacia aflorar una resplandeciente sonrisa en nuestros rostros. En Plaza de España las esculturas de Don Quijote y Sancho nos saludaron con el calor de unos amigos que desde hace algún tiempo no tienes noticias. Continuamos por la Gran Vía extasiados por el bullicio de la ciudad. Entramos en el Fnac mientras un grupo de música clásica callejero nos envolvía con su dulce melodía. Compramos unas latas de cerveza en un chino que nos bebíamos alegremente por la calle mientras observábamos la transformación de una zona que antes era nuestro barrio: calles reformadas repletas de restaurantes baratos con terrazas llenas de turistas, oficinistas, jóvenes…Nos decidimos por uno que ofrecía paella, vino y era barato. Continuamos por nuestra ruta perfectamente conocida en busca del tiempo perdido entre calles tan queridas. Sol, Carrera de San Jerónimo hasta la Plaza de las Cortes, el Museo del Prado con sus centenarios cedros, entrar en el Retiro…
El oxígeno penetra en los pulmones retando a toda la polución consumida hacía unos instantes. Las tonalidades otoñales empiezan a colorear la espesura arbórea. El Ángel Caído nos surrura al pasar unos versos… Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado. Así Madrid se nos presenta como un Paraíso perdido que en breves ocasiones intentamos recuperar tratando de olvidar que huimos de allí tras pasar Una temporada en el Infierno.


miércoles, 17 de septiembre de 2008


Goethe es una figura situada exactamente en medio de la historia europea. Vivió en el breve período de la historia cuyo nivel técnico ya daba a la vida cierta comodidad pero en el que un hombre culto podía aún entender todos los instrumentos que utilizaba.
La obra de Beethoven comienza allí donde termina el gran momento de Goethe. El mundo empieza a perder gradualmente su transparencia, se oscurece, se hace cada vez más incomprensible, se precipita hacia lo desconocido, mientras el hombre, traicionado por el mundo, huye hacia su interior, hacia su nostalgia, hacia sus sueños, hacia su rebelión y se deja ensordecer por la voz de su dolorido interior hasta el punto de dejar de oír las voces que le interpelen desde fuera.
La Inmortalidad Milan Kundera

ADIÓS TERRACITAS

En la pequeña localidad empieza a respirarse el ambiente festivo. El estío esta llegando a su fin. Se avecina el veranillo de San Miguel. La temperatura no permite que las terrazas cierren. Todos las ocupamos sabiendo que después de las fiestas se clausuran hasta la próxima campaña. Empezará la lluvia y el recogimiento en los hogares. Todavía los niños juegan en el parque a la caída de la tarde con pantalón corto mientras sus padres los vigilan tomando unas cervecitas después de la jornada laboral. Dentro de unos días la tomarán en el bar colapsado de humo o viendo algún programa idiotizante producto de una sociedad a la que no interesa tener personas en plenas facultades (intelectuales, críticas, naturales) pero sí autómatas irreflexivos sin cuidar ni defender sus auténticos intereses.

domingo, 14 de septiembre de 2008

ESCRITO EN LA ARENA


Que lo hermoso y lo hechicero
Sea tan sólo hálito y tormenta,
Y que lo encantador y lo precioso
Y lo propicio nunca permanezca:
Que flor, nube y pompa de jabón,
Fuegos artificiales, risas de los niños,
Mirada de mujer en el espejo
Y tantas otras cosas tan maravillosas
Que se extinguen, apenas descubiertas,
Duren tan sólo un instante,
Eso penosamente lo sabemos.
No nos es tan querido
Lo duradero, inmóvil:
Piedra preciosa con un fuego frío,
Pesada barra de oro refulgente;
Y las mismas estrellas
Extrañas, alejadas, no parecen
Iguales a nosotros, seres transitorios,
Pues la hondura del alma no la alcanzan.
Parece que lo hermoso, que lo amable
Tienda a la destrucción,
Tan cerca siempre de la muerte,
Y que lo más precioso, los tonos de la música
Que desde el nacimiento
Huyen, se desvanecen,
Hálito son tan sólo, ríos, persecución.



Y por un dolor tenue derribados de un soplo,
Pues tampoco se dejan detener
Por el tiempo que dura este latido, tampoco exorcizar;
Sonido tras sonido, casi apenas tocados,
Se esfuman y se escurren desde allí.

Así está nuestro corazón
Lealmente entregado,
Fraternalmente a lo fugaz,
La vida, lo que mana,
No a lo que, sólido, posee duración.
Pronto lo permanente nos fatiga, joyas,
Roca y mundo estrellado,
A nosotros, en el eterno cambio a la deriva,
Almas de viento y pompas de jabón,
Al tiempo unidos, y fugaces,
A quienes el rocío de una hoja de rosa,
A quienes el cortejo de unas aves,
La muerte del espejo de las nubes,
El brillo de la nieve, el arco iris,
La mariposa que voló, nosotros,
A quienes el sonido de una risa
Que al pasar nos rozara
Nos parece una fiesta
O nos causa dolor. Amamos todo aquello
Que nos es semejante, y entendemos
Lo que el viento escribe sobre la arena.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Mientras mi corazón se agita al ritmo de las copas de los árboles, mis emociones van y vienen con el viento que según cae la tarde se vuelve más rabioso. Templo mi ánimo con Ravel sin dejar de preguntarme a qué es debido el cambio de humor, aunque motivos no faltan, pero ¿quién no los tiene? Si sopeso mi estado actual por un lado y todos los cuidados, cariño y atenciones que recibo de mis zúticos Erik Mercurio y Coopi por otro, solo puede surgir una sonrisa en mi rostro…aunque la felicidad no es cosa fácil: es muy difícil encontrarla en nosotros, e imposible encontrarla en otra parte.

miércoles, 10 de septiembre de 2008


El agente Cooper regresó de la Gran Ciudad como aire fresco, renovado de impresiones, de películas, casi con un piano…deseoso de reencontrarse con su familia, Addams en numerosas ocasiones.
Aquí, entre zúticas higueras, retomamos nuestra rutina intentando averiguar cuál es el estado óptimo de la recogida del higo y, ante un diluvio inminente, nos consolaremos si recopilamos los suficientes conocimientos para que el próximo año nos permita ingresar un dinerillo extra que seguramente nos gastaremos en unas cervezas. ..

lunes, 8 de septiembre de 2008

Unas semanas de abstinencia voluntaria hacen que el grito surja con más fuerza. Ante la necesidad de explotar de gozo sin compromisos ni convenciones solo hay un camino: seguir los latidos del “Corazón salvaje”, escuchando The number of the beast mientras abrimos la botella de bourbon proveniente de Kentucky. La doncella de hierro consigue su objetivo elevando los ánimos a un ritmo satánico. La rabia concentrada evidencia a los punkis camuflados que la sociedad nos obliga a ser. Erik Mercurio me susurra que no muera por un trago de whisky. Poco a poco la atmósfera se transforma con música para navegar sin puerto. Codeine es el final narcótico.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

David Lynch se pasea por mis sueños transformándolos en inquietantes apariciones de mi subconsciente. Lo tiene muy fácil ya que los elementos de mi realidad se ofrecen para un juego perfecto.
Un grupo de amigos jugamos una partida de cartas. Nos encontramos en una casita en medio de un bosque. La noche es oscura, sin luna. Sólo se escucha el sonido de algún ave nocturna. En el interior suena un disco de Mazzy Star mientras un humo espeso impide que nos veamos los rostros con nitidez.
Somos cuatro personas sentadas en torno a una mesa cuadrada. Vasos medio vacios, colillas, varias barajas tiradas, todo en completo desorden. Nos miramos, nos reímos. Jack el Tuerto mira su jugada con satisfacción, después con una media sonrisa en su rostro castigado repasa uno a uno nuestros rostros. Hay una persona que no identifico. Erik Mercurio se quita la gorra y contemplo horrorizada que se ha afeitado la cabeza. Unas palabras de Jack el Tuerto haciendo referencia a la maría hacen que me percate de la presencia de mi madre tras mi espalda. Ella está concentrada en su labor: cocinar para nosotros.
Empiezo a estar muy angustiada. A mí alrededor todos empiezan a reír, incluso mi madre. Los sonidos distorsionados me acosan y todo gira en torno a mí. Intento gritar pero no puedo.
Mi madre se acerca a la mesa. En las manos trae una bandeja redonda con una tapadera. La deja en el centro de la mesa. Jack el Tuerto nos descubre su contenido: es la cabeza de mi padre.