miércoles, 17 de septiembre de 2008


Goethe es una figura situada exactamente en medio de la historia europea. Vivió en el breve período de la historia cuyo nivel técnico ya daba a la vida cierta comodidad pero en el que un hombre culto podía aún entender todos los instrumentos que utilizaba.
La obra de Beethoven comienza allí donde termina el gran momento de Goethe. El mundo empieza a perder gradualmente su transparencia, se oscurece, se hace cada vez más incomprensible, se precipita hacia lo desconocido, mientras el hombre, traicionado por el mundo, huye hacia su interior, hacia su nostalgia, hacia sus sueños, hacia su rebelión y se deja ensordecer por la voz de su dolorido interior hasta el punto de dejar de oír las voces que le interpelen desde fuera.
La Inmortalidad Milan Kundera

ADIÓS TERRACITAS

En la pequeña localidad empieza a respirarse el ambiente festivo. El estío esta llegando a su fin. Se avecina el veranillo de San Miguel. La temperatura no permite que las terrazas cierren. Todos las ocupamos sabiendo que después de las fiestas se clausuran hasta la próxima campaña. Empezará la lluvia y el recogimiento en los hogares. Todavía los niños juegan en el parque a la caída de la tarde con pantalón corto mientras sus padres los vigilan tomando unas cervecitas después de la jornada laboral. Dentro de unos días la tomarán en el bar colapsado de humo o viendo algún programa idiotizante producto de una sociedad a la que no interesa tener personas en plenas facultades (intelectuales, críticas, naturales) pero sí autómatas irreflexivos sin cuidar ni defender sus auténticos intereses.